La queja
Va una abuela por la calle y de pronto se detiene ante un edificio donde había un letrero que rezaba: "Oficina de Reclamaciones y quejas del ciudadano".
A eso que entra la anciana dentro y se dirige al de
Información.
- Oiga, joven, aquí es donde puede una quejarse, ¿no?
- Claro que si, señora, por supuesto.
- Entonces, ¿puedo quejarme?
- Naturalmente -responde muy amable el chico-
y la abuela entonces empieza y dice: ¡¡ay, ayyyy, aaaaayyyyyyy, aaaaaaahhhhhhh, aaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyy!!!
Ver, escuchar, leer y sentir
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