Carta a mi madre en el cielo.
Hoy te escribo al cielo madrecita,
sé que leerás esta carta con desvelo,
hoy que mi alma adolirida grita,
desde que partí en perentorio vuelo.
Marchaste junto a Dios dejando ese vacío,
que sólo dejan las almas escogidas,
desde lejos lloré, mis ojos fueron ríos
y mi alma se quedó muy compungida.
Después partieron mi padre y mi hermana,
también les faltó aquel, mi último abrazo,
miré al cielo abriendo una ventana
y el sol se me escondió como en su ocaso.
Mi cerebro se llenó de extrañas dudas,
mis nervios crispados llenáronse de espinas,
pero Madre, no quise convertirme en Judas,
traicionando el destino ideal de mi partida.
Yo juré madrecita, en mi salida,
nunca volver a la Cuba esclavizada,
no quería ver mi tierra destruida,
ni la grey de mi pueblo humillada.
Perdón te pido hincado de rodillas,
por no asistir en sus postreras horas,
tú sembraste en mí esa semilla,
de la ética y honor fuiste rectora.
Volveré, Madre, si Dios me da la vida
cuando la Patria sea libre y soberana,
iré a la tumba con rosas del amor prendidas,
para tí madre, mi padre y mi hermana.
Al verme llegar, te sentiré a mi lado
diciendo estas palabras al oído:
--Hijo, tu amor por la Patria es arraigado,
ya Cuba es libre, ven, bésame , eres bienvenido.
Para todos aquellos que no volvieron a ver a sus familiares por este prolongado y duro exilio, un abrazo fraternal por el Día de las Madres....
- Ramón Norniella Arán - moncho01@msn.com
sé que leerás esta carta con desvelo,
hoy que mi alma adolirida grita,
desde que partí en perentorio vuelo.
Marchaste junto a Dios dejando ese vacío,
que sólo dejan las almas escogidas,
desde lejos lloré, mis ojos fueron ríos
y mi alma se quedó muy compungida.
Después partieron mi padre y mi hermana,
también les faltó aquel, mi último abrazo,
miré al cielo abriendo una ventana
y el sol se me escondió como en su ocaso.
Mi cerebro se llenó de extrañas dudas,
mis nervios crispados llenáronse de espinas,
pero Madre, no quise convertirme en Judas,
traicionando el destino ideal de mi partida.
Yo juré madrecita, en mi salida,
nunca volver a la Cuba esclavizada,
no quería ver mi tierra destruida,
ni la grey de mi pueblo humillada.
Perdón te pido hincado de rodillas,
por no asistir en sus postreras horas,
tú sembraste en mí esa semilla,
de la ética y honor fuiste rectora.
Volveré, Madre, si Dios me da la vida
cuando la Patria sea libre y soberana,
iré a la tumba con rosas del amor prendidas,
para tí madre, mi padre y mi hermana.
Al verme llegar, te sentiré a mi lado
diciendo estas palabras al oído:
--Hijo, tu amor por la Patria es arraigado,
ya Cuba es libre, ven, bésame , eres bienvenido.
Para todos aquellos que no volvieron a ver a sus familiares por este prolongado y duro exilio, un abrazo fraternal por el Día de las Madres....
- Ramón Norniella Arán - moncho01@msn.com
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